domingo, 1 de mayo de 2016

EL DESPERTAR DEL DESEO

Siempre me gustaron los hombres mayores, hay algo en ellos que los hace una presa apetecible, ademas de fácil. Desde que tenia 14 años comencé a fantasear con un amigo de mi abuelo, atendia el jardìn y limpiaba la piscina de su casa  y siempre me las ingeniaba para estar ese dia en casa del abuelo tomando el sol mientras èl realizaba esta labor. No era que èl necesitara el dinero, lo hacia por gusto como una forma de pagarle a mi abuelo el que le salvara la vida cuando sirvieron juntos en la guerra del golfo. 

Cada vez que frotaba el bloqueador sobre mi cuerpo sentía su mirada recorrerme con lascivia de la misma forma en que el sol calentaba mi piel. La sola idea era fascinante y me divertía ver como su rostro cambiaba de color. No tenia la menor duda de a esa fecha haber protagonizado ya un buen numero de sus mas retorcidas fantasias sexuales; pero el no se atrevería a tocarme jamas, como dije era el mejor amigo de mi abuelo y aunque tenia 54 años, el cabello con algunas canas y un indicio de panza; se notaba atractivo, fuerte y entero. Por supuesto que de querer me aguantaría una dura faena de sexo pervertido, sin embargo no podía ser tan obvia con èl; podría alertarlo o peor espantarlo por lo que no iba a sumergirme en esas aguas todavía. 

La internet te da la posibilidad de saber de primera mano todo lo que desconoces y si bien mucha de mis amigas ya no eran vírgenes sus experiencias no eran algo que deseara emular. Quería ingresar a ese mundo con calma, disfrutando de cada experiencia con todos mis sentidos y concluí que el mejor punto de arranque seria la auto complacencia. Aprendí todo lo que pude sobre la teoría y un fin de semana, de paseo con un grupo de amigos decidí ponerlo en practica. 

Pasaban de la medianoche y compartía la recamara con Cindy Law, una pelirroja pecosa altanera e hiperactiva que cayo sobre la cama fundida por el cansancio. Me retire el cobertor y la pijama quedándome solo con las diminutas bragas de encaje color vino tinto que mi primo Paul me regalo como una broma. Comencé a imaginar en mi mente el escenario en donde todo se desarrollaría y la primera imagen fue la del viejo Steve utilizando su recogedor para retirar las hojas secas de la piscina. Me miraba con tanto ardor que una corriente me recorrio el cuerpo y descendió hasta el interior de mi vagina. Me humedeció los labios con la lengua, mientras mis manos bajaban lentamente hasta posarse sobre mis pezones. Anhele a Steve caminado hacia mi, soltando el  recogedor com ímpetu e incandose frente a mi silla reclinada para luego retirarme de un tirón el sujetador de mi traje de baño. Podia sentir el calor de sus manos estrujando mis pechos y a su lengua mordiendo y chupando mis pezones ya endurecidos. La recamara y Cindy a mi lado dejaron de existir y lo único que primaba en mi era esa sensación de gozo y placer.

Mis manos alcanzaron mis bragas apartándolas hacia un costado y mis dedos juguetearon con mi clitoris de la misma forma en la que confiaba Steve lo haría en un futuro no muy lejano. Abrí las piernas por instinto y deslice mis dedos al interior de mi coño. Tan apretado, tan húmedo, tan tibio deseando llenarlo con algo mucho mas grande. Me saboreaba pensando en la lengua de Steve recorriendome, invadiendo esa humedad que el mismo provocara. Alternándola con sus dedos, entrando y saliendo, entrando y saliendo una y otra vez con màs y mas fuerza. Me escuche gemir con fuerza, tan alto que Cindy pudo despertarse pero no me importaba, no quería parar, no quería que el parara, me miro ahora con satisfacción porque sabia que me tenia, que haría lo que fuera para complacerlo. escuche su voz susurrar...

            Quiero follarte.
            Si, hazlo...follame.

Le respondí casi sin aliento, mientras mis dedos los cuales deseaba que fueran suyos continuaban penetrando mi coño sin piedad. Luego grite y sentía que la humedad era mayor, abandonaba mi vagina y mojaba mis dedos. Imagine que Steve los llevaba a su boca y los lamia como a un dulce para degustar mi esencia. Reí a carcajadas mientras mi respiración se sentía aun agitada. Cindy despertó con el alboroto y me pregunto que sucedía, yo me limite a decir que habia tenido un sueño muy vivido y ella se arropo de nuevo.

Me acomode las bragas y deje que la humedad las emparara como una promesa...Steve Daniel iba a follarme antes de que cumpliera los 15 años y se sentiría tan culpable por traicionar la confianza de mi abuelo que me daría a cambio todo lo que yo quisiera...para su desgracia lo que yo quería era su polla dentro de mi por lo que tenerme tarde o temprano seria su fin.

.  

1 comentario: