viernes, 29 de julio de 2016

CASTIGADA POR EL DIRECTOR

Después de adquirir y disfrutar de los amplios conocimientos sexuales de Steve Daniels; hice mi “salida” pero alcanzar el siguiente escalón era mucho más complejo. Ese peldaño le pertenecía a un grupo muy cerrado y discreto; con años en las andadas habían aprendido a ocultarse del ojo público muy bien; de eso dependía que continuaran conservando su lugar inmaculado en la sociedad. El grupo era conocido como los 5 Jinetes; si bien como los de la Biblia destruían todo a su paso, lo de jinetes era más porque les encantaba montar; en especial a lolitas. Descubrir sus identidades no me resulto fácil. Nunca más de dos compartían  a la misma mujer y los demás se limitaban a ver la función a través de pantallas instaladas en sus cuartos secretos. Las trasmisiones eran en directo y nunca grababan ninguna sesión, ni solían departir o estar los 5 juntos.

Gracias a una conversación indiscreta que escuche en los vestidores; sostenida por dos porristas descubrí al eslabón más débil de la cadena. Según entendí el Director de nuestra escuela intercambiaba recomendaciones y otras lucrativas compensaciones por favores sexuales. Los encuentros se realizaban en su oficina; pero una de las chicas afirmo que el tenia un cuarto secreto; pero que solo a las mejores las llevaba ahí.

Un par de semanas después y tras volverme un verdadero fastidio para profesores y compañeros de clase me encontraba sentada en el banquillo de los acusados frente al Director. Me mordía el labio inferior copiosamente aparentando nerviosismo. Mi situación escolar era seria y mi expulsión casi inminente, el debía llamar a mis padres y exponerles la situación; pero tras casi una hora de estar en su oficina el continuaba sin llamarlos y revisando papeles mientras me miraba de reojo. Me serví un vaso de agua de la jarra en su escritorio y torpemente lo deje caer sobre mi blusa; como no llevaba sostén mis pechos se vieron expuestos y mi pezones se entumecieron. El Director paso la lengua por sus labios con lascivia y yo fingí no notarlo, busque un paño en mi maletín y comencé a secar mi blusa a la altura de mis pechos.  

                Estas en serios problemas – Me dijo en tono enérgico el Director David Williams, mientras su mirada se detenía sobre mis pezones.
                Lo siento – Afirme en voz baja y tímida mordiendo mis labios de nuevo.
                Tendré que llamar a tus padres, no veo otra forma de corregir tu actitud- Me amenazo.
              Por favor no lo haga, usted no sabe de lo que  son capaces, haré lo que sea, pero no los llame –Afirme casi con lágrimas en los ojos.

Una perversa sonrisa se dibujo en su rostro, acababa de decirle justo lo que deseaba escuchar. Hizo un ademan con su dedo índice invitándome a acercarme hasta él. Rodee el escritorio y quede de pie frente a su silla, el abrió sus piernas y me ubico en medio de ellas, deslizo su mano derecha muy lentamente por debajo de mi falda, hasta rozar mi clítoris. Del sobresalto apreté las piernas y mordí con fuerza nuevamente mis labios; el sonrió complacido. Por supuesto, las sumisas e inocentes eran su plato favorito y yo era toda una especialista fingiendo sumisión. Se levanto de la silla y sin dejar de acariciar mi clítoris me beso.

Introdujo su lengua tan profundo en mi boca que casi me quede sin aire. Intente zafarme pero su contextura era casi tres veces la mía. Era un tipo común, nada extraordinario. Tenía algo de sobre peso principalmente concentrado en su barriga y un espeso vello le cubría los brazos. Ni en mis peores pesadillas habría contemplado permitir que alguien con sus características me tocara; pero tenía curiosidad; según la charla de las porristas el sujeto era todo un semental.

                ¿Te gusta?- Me pregunto con marcada expectativa. Yo baje la mirada aparentando vergüenza, más mi reacción a su beso y a esa intensa caricia otorgada por sus dedos en mi clítoris le confirmaron que sí me gustaba.
                Mañana, ven aquí después de clases y arreglare tu problema – Aseguro apartándose de mí.
                ¿Mañana? – Cuestione algo extrañada, creí que le había gustado y que me tomaría justo ahí; pero después comprendería que ese solo era el pre ambulo. Le gustaba “tantear” el terreno antes de proceder a las ligas mayores y al parecer yo había pasado la primera prueba.

Al día siguiente como el director solicito me presente a su oficina después de clases; de nuevo me hizo esperar por más de una hora sin decir una palabra mientras revisaba numerosos documentos. Su secretaria toco a la puerta, le dejo otro manojo de papeles y le pregunto si necesitaba algo más mirándome con seriedad. El afirmo que no, le dijo que esperaba una llamada de mi padre y que luego me despacharía con él. El semblante de la mujer se apaciguo y entonces se despidió sin decir más. Media hora después el Director termino con sus papeles y repitió el gesto del día anterior. Me acerque de nuevo hasta su silla y me repaso de arriba hacia abajo por unos segundos.

                ¿Lo que sea dijiste? –Me pregunto interesado.
                Lo que sea – Le confirme con una voz tenue y mordiendo sugestivamente mis labios. Me tomo de la cintura y me poso frente a él sobre el escritorio.
                ¿Eres virgen?- Cuestiono muy serio y yo negué con la cabeza.

Me abrió las piernas de golpe y levanto mi falda. Corrió mis bragas hacia un costado y comenzó a acariciar mi clítoris con sus dedos sin perder detalle de mis reacciones. Introdujo su dedo del medio lentamente en mi coño, adentro y afuera una y otra vez y haciendo círculos. Estaba tan mojada que la humedad se desbordaba de mi coño cada vez que su dedo se introducía. Caí hacia atrás sobre el escritorio y sentí como su lengua me colmaba deslizándose sobre mi clítoris y después dentro de mi culo. Se me escapo un fuerte gemido y sostuve su cabeza contra mi coño con fuerza. El director repitió esa acción varias veces y solo se detuvo cuando confirmo que me había corrido. Luego abandono su sillón y se bajo la cremallera, su enorme y gruesa polla se libero con rapidez como si hubiese estado aprisionada y con la punta comenzó a rozar mi coño como dibujándolo. 

Se introdujo dentro de mi con decisión y empujando con fuerza; grite por la opresión y sentí como si todo alrededor desapareciera. Levanto mis piernas hasta la altura de mi pecho y comenzó a penetrarme sin miramientos. El escritorio se movía copiosamente y las carpetas sobre el cayeron sobre el suelo y comenzó a besarme con impudicia. Me abrió la blusa y apretó mis pezones sin detener su embestida. Me corrí ahora sobre su polla y eso pareció excitarlo aun más. Me puso de costado y levanto una de mis piernas para facilitarse la penetración y continúo con su embate sin disminuir la intensidad.

Me corrí nuevamente al sentir como su larga polla rozaba mi punto G y me puso ahora en cuatro sobre el escritorio mientras tiraba de mi cabello como un salvaje. Me penetro tan profundo que casi sentí su polla salir por mi boca, mas lo que en realidad lo hacía eran mis gritos.

                ¡Oh si, sigue, sigue, que delicia¡- Repetía entre jadeos.

Comenzó a palmearme el culo mientras me montaba completamente enajenado, me abrió las nalgas con firmeza y enfilo su polla contra mi culo. Se dejo llevar primero lentamente y cuando al fin lo invadió arremetió igual de salvaje. Yo me aferre al escritorio con las uñas para poder soportarlo, mientras el cambiaba su polla de mi coño a mi culo como si tocara en una orquesta. Entre más duro me cogía, yo mas gemía y su excitación aumentaba convirtiéndose en un círculo vicioso que solo término cuando finalmente se corrió dentro de mi coño.

Caí de bruces sobre el escritorio y por un par de minutos no pude moverme. Tenía la sensación de que una aplanadora me había pasado por encima, no coño se advertía tan colmado que no parecía necesitar otra polla en varios días. Escuche que el director se cerró la cremallera y se sentó detrás de mí.

                Tu historial está limpio, ya no tendrás problemas en clases. Quiero verte de nuevo mañana- Sentencio levantándose y acercándose a mí para besarme.

Me acomode la ropa interior, la falda y la blusa y me dispuse a marcharme sin decir nada. Me detuvo contra la puerta y me beso de nuevo esta vez hasta dejarme sin aire.

                Mañana – repitió como si yo pudiera olvidarlo.

Me marche algo confundida, en realidad lo había disfrutado y no estaba segura de la causa, como dije ni en un millón de años habría contemplado acostarme con alguien como el Director, pero al parecer lo que se decía de él era cierto, resulto todo un semental; ningún libro debe juzgarse por su cubierta y para el día siguiente mis expectativas para nuestro segundo encuentro eran más altas. Sin embargo lo que sucedió dentro de ese cuarto secreto resulto ser más de lo que anticipaba.





DANDO GRACIAS DE PIERNAS ABIERTAS Y POR PARTIDA DOBLE.



Luego de seis meses en donde la religiosa constancia y la amplia experiencia de Steve Daniels saturaron mis dìas y mis noches de sexo duro e intenso llevandome hasta el borde de la locura; todo parecia encajar a la perfeccion. Desde la segunda semana que comenzamos a tener intimidad, abrio una cuenta para mì y depositaba en ella una cuantiosa suma para que me diera gusto con cualquier capricho propio de mi edad. Por supuesto yo retiraba todo de la cuenta en cuanto ingresaba y lo guardaba en una caja de seguridad ubicada en mi cuarto la cual mi padre me regalo. Una pequeña parte de ese dinero sirvio para ampliar mi ajuar de ropa interior y pijamas. Me decidi entre una gama de sexy y coqueta a sucia e impudica y aun no tenia muy claro cual de los dos estilos lo trastornaba màs.

Durante la cena de Accion de Gracias que mis padres ofrecieron; la casa se abarroto de vecinos y amigos…uno de ellos me tomo por sorpresa. Samuel se acercò a mi con ese dulce brillo en sus ojos y me beso tiernamente en la mejilla; escoltado por su hermana Silvia y sus padres. Era la primera vez que nos veiamos desde nuestro ùltimo y fogoso encuentro. Me llevo a parte mientras su familia saludaba a la mìa y nos acomodamos en una mesa frente a la enorme ventana que daba al jardin. Me entrego una pequeña cajita que contenìa una pulsera de plata con sus iniciales y las mias grabadas, como regalo de cumpleaños y le agradecì con un beso en la mejilla. Por reflejo vi a Steve observàndonos muy molesto desde el jardìn; màs no era mucho lo que podia hacer al respecto en ese momento. Samuel me reclamo aunque con mucha dulzura por la escasa comunicación entre los dos durante ese tiempo. Yo no respondìa a muchas de sus llamadas, sus correos y mensajes de texto y la verdad era que pretendìa que se enfocara en su carrera y consiguiera una novia universitaria, pero el no pensaba en otra cosa que en mi. Ser el primer hombre que me dio tanto placer lo habia marcado màs de lo que presumìa y considerando que se suponìa que yo lo amaba y que esa fue la pincipal razon de mi entrega; mi actitud fria y distante lo habìa desconcertado.

Aunque ya era costumbre que acampara en el patio trasero de la casa la  noche de Accion de Gracias con mi padre; Samuel me obligò a comprometerme a verlo. Al rato Steve se me acercò en la cocina y me cuestiono sobre que tanto hablaba con Samuel. Sus celos lo implulsaron a perder la discrecion y actuar agresivo y dominate conmigo, accion que casi nos descubre cuando mi abuelo entro a la cocina en busca de una soda. Afortunadamente Steve actuo con rapidez y me soltò; pero con voz baja me exigio que lo viera mas tarde a solas aunque no le prometì nada. 

Pasada la media noche Samuel se aparecio en el patio trasero de mi casa. Abandone la carpa usando solo mi pijama y verifique que la pildora para dormir que le di a mi padre hubiera surtido efecto. Acto seguido escolte a Samuel hasta su jeep y condujo hasta un parque cercano. Se suponìa que hablariamos pero en cuanto me beso, senti a su polla ponerse dura y abri las piernas casi por instinto. Entro en mi coño con tanta fuerza que emitì un gemido incluso mas alto que la primera vez que lo hizo. Rodamos sobre el pasto y con mis piernas sobre sus hombros recibi su embestida gustosa. La situacion era apremiante. Samuel se estaba tirando a una menor de edad al aire libre en una zona en donde podìa ser visto; sin embargo lo ùnico que parecia preocuparle era si yo lo disfrutaba ya que entre jadeos me preguntaba.
              
               ¿Me extrañaste? ¿Te gusta? ¿Te la meto toda?
                Si, si, si. Yo le respondia a todo.

Me puso en cuatro y comenzo a penetrarme por detràs, empujando su polla bien profundo y meciendo sus caderas como una maraca. Gritaba con todas mis fuerzas. En mis faenas con Steve parecia haber olvidado la delicia que era que Samuel me follara; pero despues de esa noche no lo olvidarìa nunca màs. Samuel retirò su polla un momento y mientras su manos apretaban mis endurecidos pezones, su lengua invadia mi coño haciendo circulos, luego sus dedos juguetearon con mi clìtoris y su lengua ahora se adentraba en mi culo. Mi vagina estaba empapada, un hilo de jugo abandonaba mi coño y Samuel lo lamìa àvidamente y se saboreaba.

                ¡Uy que delicia! Decìa entre susurros, mientras su lengua entraba y salia de esos dos hoyitos que tanto lo excitaban.

De nuevo empujo su polla en mi coño y me entremecì, acompañe su movimiento y nos unimos en un vigoroso compàs que aumentò el placer para ambos. Saco su polla y la metiò en mi culo aunque debio empujar con mas fuerza para obligarla a entrar. Finalmente lo hizo y tomo posesion de algo que sabia que era suyo…que yo era suya y que siempre lo seria sin importar la existencia de otros hombres, del tiempo y de la distancia. Regreso a mi coño y repitio esa accion entre el y mi culo una y otra vez, aumentando la potencia de su penetraciòn. Las luces rojo y azul intenso de una patrulla se divisaron a varias cuadras. La patrulla se aparcò en un cruce pero a la distancia no se advertian sus ocupantes. Samuel apretò mis senos y comenzo a besar la parte posterior de mi cuello sin amainar la intensidad de su embestida. Minutos despues y aùn con la patrulla a nuestra vista Samuel se corrio dentro de mì y susurro a mi oido, tocando mi clìtoris y acariciando mis senos.

                ¡Que rica estas, vamos correte para mì!

Y un par de minutos despues con sus dedos en mi coño tambièn lo hice. La patrulla tomo una direccion contraria al parque y Samuel y yo comenzamos a reir a carcajadas. Un cuarto de hora despues y aùn con la adrenalina al màximo me posò sobre el capo del jeep, me abrio las piernas de un tiròn y comenzo a follarme ahora como si el mundo se fuera a acabar y haciendo que me corriera a mares esta vez sobre su polla.

Debo reconocer que esta vez cuando Samuel regreso a la universidad me entristecì. Me habia hecho gozar inmensamente en un sitio publico y comenzaba a advertir que no solo el sexo de reconciliacion era memorable; tambien lo era el de despedida y ahora que Samuel me habia hecho prometerle que hablariamos mas y no volveriamos a perder el contacto; comprendìa que librarme de èl no me resultarìa tan sencillo como vaticinè. A la mañana siguiente tomaba una larga y tibia ducha evocando la dura y caliente polla de Samuel penetrandome; cuando unas manos familiares tiraron de mi cabello con firmeza. Steve me empujo contra la pared de vidrio de la ducha y separo mis piernas con furia antes de embestir dentro de mi coño con vigor. Se me hacia obvio que debia estar muy molesto conmigo porque no lo busque la noche anterior; para atreverse a irrumpir en mi casa y en mi habitacion a plena luz del dìa arriesgandose a ser descubierto; porque si bien mis padres habìan salido, en la casa estaba el personal de servicio. 

Mientras me follaba con violencia puso su mano en mi boca impidiendome gritar; al tiempo que susurraba en mi oido…puta. Casi inadvertidamente me corri y ese hecho lo excitò aun màs.

                ¡Puta, puta, puta! Repetìa en mi oido como una sentencia. 

Con una de sus manos levanto mi pierna derecha para facilitar la intrusion de su polla y continuo presionandome contra el vidrio. Su determinacion era absoluta, nada lo detendrìa y aun cuando afuera de mi habitacion se escucharon los pasos de la mucama mientras realizaba el aseo; continuaba cabalgandome con todo su impetu. Finalmente cuando la furia, los celos y el deseo rindieron sus frutos; estallo dentro de mi colmando mi coño hasta su desborde.

Poco despues y casi sin aliento me dio un ultimatum. Dijo que no queria ver a ningun otro hombre cerca de mi. Que mas me valia atenderlo cuando me llamaba y que yo era suya y si me atrevìa a engañarlo lo matarìa a èl y a mì y fue bastante convincente. Por desgracia para èl yo no reacciono muy bien ante las amenazas y ya que Steve habia decidido convertirse en una molestia para mì; me habìa obligado a adelantar mi plan de salida. No obstante debia asegurar en mis manos la gruesa suma que èl me habia prometido y comenzar a trabajar en la consecucion de mi nuevo maestro. Uno que me enseñara no solo de otros placeres del sexo, sino que tambien ampliara mis conocimientos en el arte de la manipulacion…pieza clave para poder alcanzar el siguiente escalon de mi nutrida escalera.



sábado, 2 de julio de 2016

LA PRIMERA DE MUCHAS NOCHES DE IMPUDICO SEXO CON STEVE DANIELS



Samuel me instruyo muy bien antes de marcharse a la universidad y no solo en el tradicional sexo vagina; también practicamos sexo oral y anal. Hizo lo que pudo para que adquiriera cierto bagaje en la medida de sus posibilidades, sin embargo la experiencia que da los años no se improvisa.  Si ese jovencito había podido otorgarme tanto placer era casi seguro que Steve Daniels me haría tocar el cielo con las manos.

Faltando un par de semanas para mi cumpleaños número 15 convencí a mi madre de dejarme cambiar el color de mi cabello de rubio a castaño oscuro ¿Por qué se preguntarán? Bueno es simple. Luego de analizarlo a conciencia comprendí que el cabello rubio me da una apariencia de muñeca Barbie, deseable y exuberante y en este punto la imagen que buscaba proyectar era la de una niña dulce, ingenua y sobre todo inocente…algo que se me escapaba al ser tan llamativa. Además el cabello oscuro que quitaba un par de años, haciéndome lucir mucho más joven de lo que en realidad era. 

Con este cambio de look, solo faltaba encontrar el momento justo para incitar a Steve. Nunca tuve dudas de que yo le gustaba; sin embargo aparte de ser menor de edad (hecho irrelevante para el considerando que le encantaban las niñas), era el mejor amigo de mi abuelo y conocía a mi padre desde pequeño. Así que pese a que de seguro ya había formado parte de sus más sucias fantasías, no seria tan sencillo que se atreviera a tocarme. Tenía mucho que perder, el prestigio, la libertad e incluso la vida si mi abuelo o mi padre se enteraban. Por ello debía convencerlo de que estar conmigo bien valía la pena el riesgo. 

La esperada oportunidad se presento en el cumpleaños de una vecina de nombre Matilda. Cumplía sus 50 años y quiso celebrarlo con pompa. Era una fiesta de adultos, pero yo estaba presente porque me ofreci a cuidar a sus nietos. pero no fue un gesto de generosidad, ubique la bebida favorita de Steve y sigilosamente deje caer una píldora de éxtasis en su trago, cortesía de Samuel. Uno de los tantos placeres que intento enseñarme, pese a ello las drogas no son lo mio.
A eso de las 11 de la noche mi abuelo y otro vecino llevaron a Steve a su casa y poco después los padres de los nietos de la señora Matilda finalmente llegaron y le dije a mi abuelo que ya me iba a dormir. Tenía permiso de quedarme en su casa. Más tarde acomode un muñeco bajo las sabanas por si acaso pasaba a verme antes de acostarse y me escabullí por la puerta trasera hasta la casa de Steve, cuyos patios colindaban. Lo encontré tendido sobre el sofá de la sala. Abrí sus parpados y estaba completamente ido. Lo golpee en el rostro varias veces hasta que abrió los ojos; pero no podía coordinar sus movimientos con facilidad. Le dije que mi abuelo me había pedido que le diera un vistazo y lo ayude a llegar a su cuarto. Lo deposite en su cama y comencé a desvestirlo, supuestamente para que se pusiera su ropa de dormir. Lo hice de tal forma que mis manos rozaran su pecho descubierto, su ingle e incluso su polla aunque dando la impresión de ser accidental. Yo solo vestía un diminuto pijama y me las ingenie para que cayéramos sobre la cama y uno de mis senos se saliera de ella y le golpeara la cara. En cuestión de segundos pude sentir debajo de mí como su polla se ponía dura. Fingí intentar levantarme de la cama y roce sus labios con los míos. 
Steve comenzó a besarme de la forma más lasciva que me habían besado hasta ese momento y yo le seguí la corriente. Sus manos acariciaron mis pechos y sus dedos aprisionaron mis pezones. Su polla se sentía aun más dura, mientras su lengua descendía por mi cuello, mi vientre y se hundía agónicamente entre mis piernas. Corrió mi panty hacia un lado y pude sentir su lengua húmeda y caliente juguetear con mi clítoris, luego adentrarse en mi vagina con dureza. Yo ya no gemía, gritaba y me saboreaba completamente enajenada, como si una fuerza invisible me obligara a desprenderme de mi cuerpo. Sostuve su cabeza contra mi coño con fuerza y lo obligue a continuar lamiéndome y chupándome hasta que finalmente me corrí en su boca.

Sus labios aun chorreaban con mi jugo cuando me beso con absoluto deseo y sentí un fuerte punzón cuando su enorme polla me penetro sin miramientos. Enterré mis uñas en su espalda y le mordí los labios mientras el embestía dentro de mí con todas sus fuerzas. El sexo fue tan intenso que me pareció que follamos por horas, finalmente se corrió dentro de mí y cayo rendido apoyando su rostro sobre mis senos.
Al amanecer me desperté primero, organice la treta y lo deje en la misma posición. Él lo hizo poco después, exhalo un suspiro de impresión, el aire rebotó sobre mi pezón y me moví. El se incorporo de un salto, estaba desnudo y yo también por lo que su expresión era de pavor. Le tomo varios segundos aclarar su mente y comprender lo que había sucedido. 

                ¿Lo hice mal? Le pregunte como toda una mojigata y con una carita de ángel.

No se atrevió a responderme, era claro que no recordaba todo, pero recordaba algo y eso era suficiente para aclarar sus dudas. 

                Debes irte. Me dijo muy serio.
               ¿Pensé que te habia gustado? Le dije con la misma carita y me levante de la cama. La mancha de sangre ya estaba seca. Al igual que la que Steve tenía sobre su polla. 

El pavor regreso a sus ojos al creer que había sido el primero, que él me había desvirgado y contaba con eso para conseguir todo lo que quería de él (la sangre la recicle de unos filetes de res que tenia mi abuelo, pero el no tenia como saberlo). Me puse el pijama de nuevo y recogí las sabanas, iba a llevarlas a la lavadora pero él me detuvo e insistió en que regresara a casa del abuelo. Solté las sabanas sobre la cama y le hice caso. No lo vi durante varios días, no se apareció por casa del abuelo y según este me dijo, había viajado a visitar a su hijo en Nueva York. Yo seguí con el plan y tampoco hice ningún intento por contactarlo, ni siquiera cuando regreso. Me lo tope una tarde recogiendo las hojas secas de la piscina de mi abuelo. Nuestras miradas se cruzaron y yo baje la mía en señal de vergüenza. Así pasaron casi dos semanas desde nuestro encuentro sexual y me las ingenie para que cada vez que nos encontráramos me viera lo más deprimida, triste y lastimera posible. 

Finalmente sus fuerzas y el sentido comùn lo abandonaron y se me acerco una mañana que convenientemente pase a dejarle unos víveres a mi abuelo. Aprovechando que estábamos solos me pidió que lo perdonara y le dije con total rudeza.

                ¿Por desvirgarme o por no dirigirme la palabra después de hacerlo? Un destello de ternura se percibió en su mirada y tomo una de mis manos con delicadeza.
Lamento haberlo hecho tan mal y no estar a la altura. Asegure soltando mi mano.
No fue así. Lo que hicimos nunca debió pasar. Respondió el  tomándome por la cintura.
Entonces suéltame y déjame ir. Le dije  en tono desafiante.
No puedo. No hago otra cosa que pensar en ti, que desearte. Aseguro y su lengua lujuriosa invadio mi boca, luego me empujò contra la puerta de la cocina.

Su mano se deslizo dentro de mi ingle acariciando mi clítoris. Sus dedos se escurrieron dentro de mi coño y pudo sentir como mi jugo los mojaba casi al instante. Sonrió complacido por el efecto que había causado en mí. Bajo su bragueta y libero su endurecida polla. Me apoyo sobre el meson de la cocina. Despues me penetro como poseído, meciéndose màs y màs fuerte y mientras me miraba como si aun no pudiera creerlo me dijo.

                Eres mía. Voy a enseñarte todo lo que se y hacerte gozar como ningun otro jamas lo harà.
                !Oh sí! Le respondí mientras me corría.
                 

sábado, 7 de mayo de 2016

ENTRANDO AL RUEDO CON MI PRIMER POLVO.

Luego de perfeccionar las técnicas de auto complacencia o masturbación como quieran llamarle; conseguí mi primer orgasmo y decidí que era el momento de pasar al siguiente nivel. Tenía claro que Steve Daniels jamás me tocaría por su propia voluntad; por lo que tendría que sonsacarlo. Era algo que debía planear con cuidado y pretendía disfrutarlo al máximo por lo tanto mi virginidad debía desaparecer.

Me gustaban otros chicos de mi edad y un poco mayores; pero ninguno como Steve; aun así me gustaban lo suficiente como para encomendarles esta importante tarea. Por desgracia era muy joven e intimar con alguien menor de edad era un delito severamente castigado de hacerse público; factor con el que contaba pero que en ese momento dificultaba mis intereses. Hice una lista de posibles prospectos y fui descartándolos conforme a su reputación. Recuerden que mi imagen pública debía permanecer intacta por lo que el elegido debía guardar el secreto y no delatarme con sus amigos. En el momento menos esperado vino a mí el indicado. Un chico de 17 años, casi nerd, muy guapo y considerado de nombre Samuel; su padre consiguió un ascenso y debían mudarse a una ciudad vecina dentro de poco. Yo le gustaba pero mi edad era un problema que no pasaría fácilmente por alto; considerando que era el hermano mayor de una amiga contemporánea. Más no tenía tiempo que perder así que ataque con todo.

Me las ingenie para ser invitada a su casa a pasar el fin de semana y de paso estudiar con su hermana y puse en práctica lo que había aprendido hasta el momento. No a todos los hombres les gusta lo obvio; hay quienes prefieren tener el control, seducir y no ser seducidos y las mujeres seguras de sí misma  y de su sexualidad los espantan…Samuel era uno de ellos, según me contó Silvia; su hermano tenía cierta experiencia tras haberse involucrado con una viuda a la que le realizaba los mandados. Relacion que su madre se encargo de cortar de tajo en cuanto lo descubrio. Eso era suficiente para mí. Luego de ducharme y sin secarme me puse una bata larga y amplia que no demarcaba mi figura pero que al ser tocada por el viento se adhería a mi cuerpo haciendo evidente que no llevaba ropa interior debajo. Ya acomodada en el jardín, le pedí ayudarnos a Silvia y a mí a trasladar nuestro trabajo del papel a una presentación en Power Point.  El se mostró muy colaborador y yo aproveche que Silvia fue por algo de comer para soltarme el cabello y masajear mi cuello como si me doliera. La brisa nos golpeo con fuerza y la batola se pego a mi cuerpo resaltando mis endurecidos pezones. Samuel se quedo mirándome algo indeciso mientras yo no apartaba la vista de la pantalla del computador, sin dejar de sobar mi cuello y como si no lo hubiese notado. Escuche como respiro hondo y trago saliva; antes de continuar con lo que hacía. Al poco rato gotas de agua se desprendieron de mi cuerpo y cayeron sobre el teclado.

                ¿Tienes calor? Me pregunto con cierto interès.
                Estoy mojada. Respondí sutilmente como si desconociera la implicación tras esa frase.

Samuel sonrió y yo me quede impávida. Silvia regreso con el refrigerio y todo continuo como si nada. Cuando al fin terminamos el trabajo, nos contamos historias divertidas, reímos e indagamos más uno del otro. Dijo tener problemas con su novia, ella no entendía por que debía marcharse con su padre estando próximo a terminar la secundaria; e ingresar a la universidad. No parecía apoyarlo y eso lo había desconcertado. Pidió mi opinión y le asegure que si bien yo tampoco estaría de acuerdo con separarme del hombre que amaba…haría todo lo que  fuera necesario para que sus últimos días a mi lado; le resultaran inolvidables. Se sonrojo y me sonrió con cierta malicia. Sin embargo la duda en sus ojos confirmaba que aun me veía como una niña, algo que tendría que cambiar si quería ganar.

Pasaban de la 11 de la noche cuando escuche a Samuel salir de su cuarto y bajar a la cocina. Con sigilo abandone mi habitación y fui hacia la piscina. Me quite la bata, la arroje al agua e ingrese desnuda a la piscina. Lance una pequeña piedra sobre la ventana de la cocina y vi su sombra dirigirse hasta ella. Nade hacia el costado de la piscina y abandone el agua, di varios pasos mirando a mi alrededor dando a entender que había olvidado traer una toalla. Me cubrí con los brazos y camine con precaución hacia la puerta de la cocina. Samuel la abrió de golpe y me detuve en seco. Me recorrió con la mirada de arriba hacia abajo expulsando fuego por sus ojos; mientras se quitaba la camiseta.

Estaba ardiendo. Dije como una disculpa.
            Igual yo. Me respondió y se abalanzo sobre mí.

El beso se hizo intenso y más sucio a la vez que sus manos recorrían mi empapado cuerpo sin pudor alguno. Sus labios descendieron por mi cuello y su lengua realizo varios círculos sobre mis endurecidos pezones. Mi corazón palpitaba tan fuerte que podía escucharlo. Con sus dedos acaricio mi clítoris para luego invadir mi coño. Se me escapo un gemido y todo a mí alrededor pareció desvanecerse. Recordé a Steve y como deseaba que estuviera ahí conmigo, lamiéndome, tocándome, haciéndome suya. Samuel se detuvo abruptamente y entre en pánico. No podía haber descubierto mi treta. Se aparto de mi algo alterando. Su polla estaba dura y parecía querer estallar debajo de su pantaloneta. Llevo sus manos a la cabeza y se disculpo por su comportamiento. No podía permitir que flaqueara, menos estando a unos minutos de lograrlo. Me arroje a sus brazos y comencé a besarlo con total desenfreno. Demasiado para alguien de mi edad; pero no tenía otra salida. El me correspondió pero aun se notaba reacio a continuar.

                No puedo hacer esto Hope. Eres una niña. Me dijo muy apenado.
                Te amo Samuel. Siempre te he amado. Ahora que vas a marcharte, que tal vez no te vuelva a ver; por favor no me niegues la oportunidad de darle al hombre que amo mi tesoro más preciado.

Que mofa, casi me rio en su cara pero tenía que jugármela. Si creía que lo amaba tendría más sentido que quisiera perder mi virginidad con él y sin reparar en las consecuencias. Le repetí que lo amaba una y otra vez sin dejar de besarlo y se aferro a mi cuerpo con fuerza. Me llevo fuera de la cocina, de regreso al patio y tendió su camiseta sobre el césped, antes de posarme en ella. Me contemplaba como si aun no creyera que en verdad se iba a atrever a hacerlo; pero no le permití mucho tiempo de reflexión y lo bese de nuevo. Se retiro la pantaloneta y su polla se elevo como un mástil. Empezó a recorrerme de nuevo con su tibia y húmeda lengua; desde el cuello hasta mi ombligo. Encontró mi clítoris y comenzó a acariciarlo con ella realizando movimientos circulares. Primero lento y luego aumentando la intensidad. Se sentía tan bien, tan delicioso, un poco sucio pero a la vez tan normal. Por instinto sostuve su cabeza entre mis piernas con fuerza, mientras sus manos estrujaban mis senos y jugaban con mis pezones. No sé cuanto tiempo en realidad trascurrió; pero por un instante creí que el mismo se había detenido y ya nada mas importaba.

Samuel abandono la tortura que su lengua le producía a mi clitoris y regreso a mis labios. Introdujo su lengua en mi boca de una forma que solo podría describir como impúdica y por primera vez supe a que sabia mi coño y comprendí el por que hace unos momentos el parecía querer devorarlo. Nuestra respiración se agito al unísono y los dos nos quedamos inmóviles y sin aliento. Luego como si en realidad creyera que aun podía dar marcha atrás me pregunto.

                ¿Estas segura?
                Te amo Samuel y esto es lo que más deseo. Asegure sin la menor duda.

Me beso de nuevo, incluso con más fogosidad. Movió su boca hasta el lóbulo de mi oreja y sentí un fuerte mordisco; al mismo tiempo que su polla invadía mi coño sin miramientos. Enterré las uñas en su espalda como un reflejo y si bien me dolió no fue lo suficiente como para gritar. Samuel se quedo quieto unos segundos, mirándome, esperando mi reacción y luego comenzó a moverse lentamente, metiendo cada vez más profundo su polla en mi coño. Minutos después ya no sentía dolor, solo una opresión, como si el vacío que tenía en mi interior se hubiese llenado y al fin me sintiera completa. Samuel no cambio de posición y continúo con el misionero, abriéndome más las piernas para que la penetración le resultara más sencilla y más profunda.  No dejaba de besarme los labios, la frente, los ojos y todo el rostro realmente absorto en lo que hacía y al parecer lo disfrutaba mucho. Solo después de varios minutos el dolor se desvaneció y comencé a disfrutarlo si bien no tanto como el. 

El roce mientras su polla entraba y salía de mi coño me incito a gemir y eso lo excito mucho más. Sonrió complacido y aumento la intensidad. Luego se detuvo en seco y comenzó a penetrarme de nuevo empujando su polla hasta el fondo de mi coño esta vez haciéndome gritar. No sé exactamente cuándo duro todo, en realidad no importaba mucho, solo era relevante la sensación. Después lo vi aumentar la intensidad mucho más y su rostro se puso rojo. Comenzó a sudar y a bañar con su humedad todo mi cuerpo. Enterré mis uñas en su espalda de nuevo y mis gemidos se entre mezclaban con mis gritos, hasta que finalmente retiro su polla con rapidez y se corrió sobre mi vientre.

Samuel cayo de bruces sobre el césped casi sin aire y nos quedamos en silencio unos minutos. Los dos confiados en que el alboroto que ocasionamos no hubiese sido advertido por Silvia. Nada parecía dar la impresión de ello. Samuel confirmo haberlo disfrutado y me pregunto cómo me sentía. Le asegurè que bien pero algo adolorida. Sonrió de nuevo esta vez con un dejo de ternura y me beso con delicadeza. Me ayudo a incorporarme y sentí como un líquido abandonaba mi coño. Samuel lo vio mojar su camiseta, se apresuro a la cocina y me trajo unos paños para que me limpiara. La sangre no era mucha; pero si lo suficiente como para confirmarle si es que aun tenía dudas; que él había sido el primero. Me dijo que la primera vez solía ser para muchos algo decepcionante, por eso  tendríamos que hacerlo varias veces antes de que le agarrara el gusto. Baje la mirada fingiendo vergüenza y él me abrazo con fuerza. Me beso otra vez, acaricio mi rostro y mi cabello. Me contempló casi absorto durante un instante que me resulto eterno y descubrí en sus ojos un brillo que no tenían antes. De la impresión me recorrió un escalofrío pero ya era muy tarde para retornar.

Ahora solo podía pensar en Steve y en lo cerca que estaba de satisfacer mi capricho. El segundo escalón de una corta pero sustancial escalera; cuya cima planeaba alcanzar al cumplir la mayoría de edad. Por desgracia Samuel tenía razón; yo era una niña y pese a que cada paso que di hasta el momento lo tenía muy bien planeado, mucho después descubriría que existen factores que nunca podré controlar y uno de ellos es la causalidad. Siempre que hay una causa se gesta un efecto y el efecto que esa noche produjo en Samuel me estallaría en la cara en el momento menos indicado.



domingo, 1 de mayo de 2016

EL DESPERTAR DEL DESEO

Siempre me gustaron los hombres mayores, hay algo en ellos que los hace una presa apetecible, ademas de fácil. Desde que tenia 14 años comencé a fantasear con un amigo de mi abuelo, atendia el jardìn y limpiaba la piscina de su casa  y siempre me las ingeniaba para estar ese dia en casa del abuelo tomando el sol mientras èl realizaba esta labor. No era que èl necesitara el dinero, lo hacia por gusto como una forma de pagarle a mi abuelo el que le salvara la vida cuando sirvieron juntos en la guerra del golfo. 

Cada vez que frotaba el bloqueador sobre mi cuerpo sentía su mirada recorrerme con lascivia de la misma forma en que el sol calentaba mi piel. La sola idea era fascinante y me divertía ver como su rostro cambiaba de color. No tenia la menor duda de a esa fecha haber protagonizado ya un buen numero de sus mas retorcidas fantasias sexuales; pero el no se atrevería a tocarme jamas, como dije era el mejor amigo de mi abuelo y aunque tenia 54 años, el cabello con algunas canas y un indicio de panza; se notaba atractivo, fuerte y entero. Por supuesto que de querer me aguantaría una dura faena de sexo pervertido, sin embargo no podía ser tan obvia con èl; podría alertarlo o peor espantarlo por lo que no iba a sumergirme en esas aguas todavía. 

La internet te da la posibilidad de saber de primera mano todo lo que desconoces y si bien mucha de mis amigas ya no eran vírgenes sus experiencias no eran algo que deseara emular. Quería ingresar a ese mundo con calma, disfrutando de cada experiencia con todos mis sentidos y concluí que el mejor punto de arranque seria la auto complacencia. Aprendí todo lo que pude sobre la teoría y un fin de semana, de paseo con un grupo de amigos decidí ponerlo en practica. 

Pasaban de la medianoche y compartía la recamara con Cindy Law, una pelirroja pecosa altanera e hiperactiva que cayo sobre la cama fundida por el cansancio. Me retire el cobertor y la pijama quedándome solo con las diminutas bragas de encaje color vino tinto que mi primo Paul me regalo como una broma. Comencé a imaginar en mi mente el escenario en donde todo se desarrollaría y la primera imagen fue la del viejo Steve utilizando su recogedor para retirar las hojas secas de la piscina. Me miraba con tanto ardor que una corriente me recorrio el cuerpo y descendió hasta el interior de mi vagina. Me humedeció los labios con la lengua, mientras mis manos bajaban lentamente hasta posarse sobre mis pezones. Anhele a Steve caminado hacia mi, soltando el  recogedor com ímpetu e incandose frente a mi silla reclinada para luego retirarme de un tirón el sujetador de mi traje de baño. Podia sentir el calor de sus manos estrujando mis pechos y a su lengua mordiendo y chupando mis pezones ya endurecidos. La recamara y Cindy a mi lado dejaron de existir y lo único que primaba en mi era esa sensación de gozo y placer.

Mis manos alcanzaron mis bragas apartándolas hacia un costado y mis dedos juguetearon con mi clitoris de la misma forma en la que confiaba Steve lo haría en un futuro no muy lejano. Abrí las piernas por instinto y deslice mis dedos al interior de mi coño. Tan apretado, tan húmedo, tan tibio deseando llenarlo con algo mucho mas grande. Me saboreaba pensando en la lengua de Steve recorriendome, invadiendo esa humedad que el mismo provocara. Alternándola con sus dedos, entrando y saliendo, entrando y saliendo una y otra vez con màs y mas fuerza. Me escuche gemir con fuerza, tan alto que Cindy pudo despertarse pero no me importaba, no quería parar, no quería que el parara, me miro ahora con satisfacción porque sabia que me tenia, que haría lo que fuera para complacerlo. escuche su voz susurrar...

            Quiero follarte.
            Si, hazlo...follame.

Le respondí casi sin aliento, mientras mis dedos los cuales deseaba que fueran suyos continuaban penetrando mi coño sin piedad. Luego grite y sentía que la humedad era mayor, abandonaba mi vagina y mojaba mis dedos. Imagine que Steve los llevaba a su boca y los lamia como a un dulce para degustar mi esencia. Reí a carcajadas mientras mi respiración se sentía aun agitada. Cindy despertó con el alboroto y me pregunto que sucedía, yo me limite a decir que habia tenido un sueño muy vivido y ella se arropo de nuevo.

Me acomode las bragas y deje que la humedad las emparara como una promesa...Steve Daniel iba a follarme antes de que cumpliera los 15 años y se sentiría tan culpable por traicionar la confianza de mi abuelo que me daría a cambio todo lo que yo quisiera...para su desgracia lo que yo quería era su polla dentro de mi por lo que tenerme tarde o temprano seria su fin.

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sábado, 30 de abril de 2016

INTRODUCCION A LAS CONFECIONES:


Me llamo Esperanza Adamis, pero mis amigos me dicen Hope y yo prefiero Hope Adams, estoy por cumplir los 21 años y creo que es el momento justo para externar el torbellino de emociones que llevo dentro. Naci en la capital de colombia, pero desde muy chica mis padres se instalaron en los Estados Unidos, por ello mi infancia y mi adolescencia la pase allà. Supongo que de ahi viene el que mi conducta sea tan liberal. Nunca me ha desvelado el que dirán; siempre he tenido muy claro que lo que las personas piensen de mí, además de ser su problema es algo que esta fuera de mi control.  No obstante reconozco que en el mundo en el que vivimos las aventuras amorosas de los hombres reciben celebración; mientras que el estigma que recibe una mujer que disfruta del sexo en todas sus formas la descalifica frente a la sociedad. Por ello decidí fabricar una imagen de niña buena a la que todos adoran, mientras por debajo de cuerdas hacia y deshacía como se me daba la gana. No fue mi primera opción, pero no me llevo mucho comprender que las puras e inocentes despiertan toda clase de perversiones y esa era mi meta.

Reconozco que además de divertido, me resulto mucho más fácil de lo que imaginaba. Es triste ver como la mayoría de las personas se dejan engañar por las apariencias; pero mientras sirviera a mis propósitos me anunciaría al mundo como la más inocente. Como todas las mujeres poseo dos armas capaces de derrumbar gobiernos, enemistar familias, destruir empresas e iniciar guerras…soy inteligente y tengo una vagina y lo mejor de todo es que sé cómo usar ambas.

Inicie una carrera de sexo, lujuria y auto complacencia en la que no deje títere con cabeza. El poder que ejerzo sobre los hombres; en especial los mayores me abrió todas las puertas con la misma ligereza que yo abrí las piernas; sin embargo ninguno de ellos es una victima inocente. Todos sabían muy bien lo que hacían pero optaron por caer rendidos ante sus bajos instintos. Tampoco me mal interpreten, yo tampoco soy tan inocente, hice lo que hice porque podía; pero principalmente porque era lo que quería y yo siempre hago lo que quiero sin reparar en las consecuencias.

Estos son los relatos de mis aventuras; estos son los sucios secretos de una Lolita. Léanlos si es que se atreven.