Después de adquirir y disfrutar
de los amplios conocimientos sexuales de Steve Daniels; hice mi “salida” pero alcanzar
el siguiente escalón era mucho más complejo. Ese peldaño le pertenecía a un
grupo muy cerrado y discreto; con años en las andadas habían aprendido a
ocultarse del ojo público muy bien; de eso dependía que continuaran conservando
su lugar inmaculado en la sociedad. El grupo era conocido como los 5 Jinetes; si
bien como los de la Biblia destruían todo a su paso, lo de jinetes era más porque
les encantaba montar; en especial a lolitas. Descubrir sus identidades no me
resulto fácil. Nunca más de dos compartían a la misma mujer y los demás se limitaban a
ver la función a través de pantallas instaladas en sus cuartos secretos. Las trasmisiones
eran en directo y nunca grababan ninguna sesión, ni solían departir o estar los 5 juntos.
Gracias a una conversación indiscreta que escuche en los vestidores; sostenida por dos porristas descubrí al eslabón más débil de la cadena. Según entendí el Director de nuestra escuela intercambiaba recomendaciones y otras lucrativas compensaciones por favores sexuales. Los encuentros se realizaban en su oficina; pero una de las chicas afirmo que el tenia un cuarto secreto; pero que solo a las mejores las llevaba ahí.
Gracias a una conversación indiscreta que escuche en los vestidores; sostenida por dos porristas descubrí al eslabón más débil de la cadena. Según entendí el Director de nuestra escuela intercambiaba recomendaciones y otras lucrativas compensaciones por favores sexuales. Los encuentros se realizaban en su oficina; pero una de las chicas afirmo que el tenia un cuarto secreto; pero que solo a las mejores las llevaba ahí.
Un par de semanas después y tras
volverme un verdadero fastidio para profesores y compañeros de clase me encontraba
sentada en el banquillo de los acusados frente al Director. Me mordía el labio
inferior copiosamente aparentando nerviosismo. Mi situación escolar era seria y
mi expulsión casi inminente, el debía llamar a mis padres y exponerles la situación;
pero tras casi una hora de estar en su oficina el continuaba sin llamarlos y revisando
papeles mientras me miraba de reojo. Me serví un vaso de agua de la jarra en su
escritorio y torpemente lo deje caer sobre mi blusa; como no llevaba sostén mis
pechos se vieron expuestos y mi pezones se entumecieron. El Director paso la
lengua por sus labios con lascivia y yo fingí no notarlo, busque un paño en mi maletín
y comencé a secar mi blusa a la altura de mis pechos.
Estas
en serios problemas – Me dijo en tono enérgico el Director David Williams,
mientras su mirada se detenía sobre mis pezones.
Lo
siento – Afirme en voz baja y tímida mordiendo mis labios de nuevo.
Tendré
que llamar a tus padres, no veo otra forma de corregir tu actitud- Me amenazo.
Por favor no lo haga, usted no sabe de lo que son capaces, haré lo que sea, pero no los llame –Afirme casi con lágrimas en los ojos.
Por favor no lo haga, usted no sabe de lo que son capaces, haré lo que sea, pero no los llame –Afirme casi con lágrimas en los ojos.
Una perversa sonrisa se dibujo en su rostro, acababa
de decirle justo lo que deseaba escuchar. Hizo un ademan con su dedo índice invitándome
a acercarme hasta él. Rodee el escritorio y quede de pie frente a su silla, el abrió
sus piernas y me ubico en medio de ellas, deslizo su mano derecha muy
lentamente por debajo de mi falda, hasta rozar mi clítoris. Del sobresalto apreté
las piernas y mordí con fuerza nuevamente mis labios; el sonrió complacido. Por
supuesto, las sumisas e inocentes eran su plato favorito y yo era toda una especialista
fingiendo sumisión. Se levanto de la silla y sin dejar de acariciar mi clítoris
me beso.
Introdujo su lengua tan profundo en mi boca que casi me quede sin aire. Intente zafarme pero su contextura era casi tres veces la mía. Era un tipo común, nada extraordinario. Tenía algo de sobre peso principalmente concentrado en su barriga y un espeso vello le cubría los brazos. Ni en mis peores pesadillas habría contemplado permitir que alguien con sus características me tocara; pero tenía curiosidad; según la charla de las porristas el sujeto era todo un semental.
Introdujo su lengua tan profundo en mi boca que casi me quede sin aire. Intente zafarme pero su contextura era casi tres veces la mía. Era un tipo común, nada extraordinario. Tenía algo de sobre peso principalmente concentrado en su barriga y un espeso vello le cubría los brazos. Ni en mis peores pesadillas habría contemplado permitir que alguien con sus características me tocara; pero tenía curiosidad; según la charla de las porristas el sujeto era todo un semental.
¿Te
gusta?- Me pregunto con marcada expectativa. Yo baje la mirada aparentando vergüenza,
más mi reacción a su beso y a esa intensa caricia otorgada por sus dedos en mi clítoris
le confirmaron que sí me gustaba.
Mañana,
ven aquí después de clases y arreglare tu problema – Aseguro apartándose de mí.
¿Mañana?
– Cuestione algo extrañada, creí que le había gustado y que me tomaría justo
ahí; pero después comprendería que ese solo era el pre ambulo. Le gustaba “tantear”
el terreno antes de proceder a las ligas mayores y al parecer yo había pasado
la primera prueba.
Al día siguiente como el director solicito me
presente a su oficina después de clases; de nuevo me hizo esperar por más de
una hora sin decir una palabra mientras revisaba numerosos documentos. Su secretaria
toco a la puerta, le dejo otro manojo de papeles y le pregunto si necesitaba
algo más mirándome con seriedad. El afirmo que no, le dijo que esperaba una
llamada de mi padre y que luego me despacharía con él. El semblante de la mujer
se apaciguo y entonces se despidió sin decir más. Media hora después el
Director termino con sus papeles y repitió el gesto del día anterior. Me acerque
de nuevo hasta su silla y me repaso de arriba hacia abajo por unos segundos.
¿Lo
que sea dijiste? –Me pregunto interesado.
Lo
que sea – Le confirme con una voz tenue y mordiendo sugestivamente mis labios. Me tomo de la cintura y me poso frente a él
sobre el escritorio.
¿Eres
virgen?- Cuestiono muy serio y yo negué con la cabeza.
Me abrió las piernas de golpe y levanto mi falda. Corrió
mis bragas hacia un costado y comenzó a acariciar mi clítoris con sus dedos sin
perder detalle de mis reacciones. Introdujo su dedo del medio lentamente en mi
coño, adentro y afuera una y otra vez y haciendo círculos. Estaba tan mojada
que la humedad se desbordaba de mi coño cada vez que su dedo se introducía. Caí
hacia atrás sobre el escritorio y sentí como su lengua me colmaba deslizándose
sobre mi clítoris y después dentro de mi culo. Se me escapo un fuerte gemido y sostuve
su cabeza contra mi coño con fuerza. El director repitió esa acción varias
veces y solo se detuvo cuando confirmo que me había corrido. Luego abandono su
sillón y se bajo la cremallera, su enorme y gruesa polla se libero con rapidez
como si hubiese estado aprisionada y con la punta comenzó a rozar mi coño como dibujándolo.
Se introdujo dentro de mi con decisión y empujando con fuerza; grite por la opresión
y sentí como si todo alrededor desapareciera. Levanto mis piernas hasta la
altura de mi pecho y comenzó a penetrarme sin miramientos. El escritorio se movía
copiosamente y las carpetas sobre el cayeron sobre el suelo y comenzó a besarme
con impudicia. Me abrió la blusa y apretó mis pezones sin detener su embestida.
Me corrí ahora sobre su polla y eso pareció excitarlo aun más. Me puso de
costado y levanto una de mis piernas para facilitarse la penetración y continúo
con su embate sin disminuir la intensidad.
Me corrí nuevamente al sentir como su larga polla
rozaba mi punto G y me puso ahora en cuatro sobre el escritorio mientras tiraba
de mi cabello como un salvaje. Me penetro tan profundo que casi sentí su polla
salir por mi boca, mas lo que en realidad lo hacía eran mis gritos.
¡Oh
si, sigue, sigue, que delicia¡- Repetía entre jadeos.
Comenzó a palmearme el culo mientras me montaba
completamente enajenado, me abrió las nalgas con firmeza y enfilo su polla
contra mi culo. Se dejo llevar primero lentamente y cuando al fin lo invadió arremetió
igual de salvaje. Yo me aferre al escritorio con las uñas para poder soportarlo,
mientras el cambiaba su polla de mi coño a mi culo como si tocara en una
orquesta. Entre más duro me cogía, yo mas gemía y su excitación aumentaba convirtiéndose
en un círculo vicioso que solo término cuando finalmente se corrió dentro de mi
coño.
Caí de bruces sobre el escritorio y por un par de minutos no pude moverme. Tenía la sensación de que una aplanadora me había pasado por encima, no coño se advertía tan colmado que no parecía necesitar otra polla en varios días. Escuche que el director se cerró la cremallera y se sentó detrás de mí.
Caí de bruces sobre el escritorio y por un par de minutos no pude moverme. Tenía la sensación de que una aplanadora me había pasado por encima, no coño se advertía tan colmado que no parecía necesitar otra polla en varios días. Escuche que el director se cerró la cremallera y se sentó detrás de mí.
Tu
historial está limpio, ya no tendrás problemas en clases. Quiero verte de nuevo
mañana- Sentencio levantándose y acercándose a mí para besarme.
Me acomode la ropa interior, la falda y la blusa y
me dispuse a marcharme sin decir nada. Me detuvo contra la puerta y me beso de
nuevo esta vez hasta dejarme sin aire.
Mañana
– repitió como si yo pudiera olvidarlo.
Me marche algo confundida, en realidad lo había disfrutado
y no estaba segura de la causa, como dije ni en un millón de años habría contemplado
acostarme con alguien como el Director, pero al parecer lo que se decía de él era cierto, resulto todo un semental; ningún libro
debe juzgarse por su cubierta y para el día siguiente mis expectativas para nuestro segundo encuentro eran más altas. Sin embargo lo que sucedió dentro de ese
cuarto secreto resulto ser más de lo que anticipaba.